Desde que comenzara el lío de la
crisis nos hemos tenido que ir acostumbrando a términos y vocablos sólo
reservados a eruditos en economía.
No hay
día que la televisión, la radio, la prensa e incluso la prensa del corazón
publique términos como desindexación de los precios, prima de riesgo,
devaluación salarial, deflación, recesión, desaceleración, etc, términos que se van
acoplando al lenguaje cotidiano.
En
estos días se ha puesto de moda la llamada "pobreza
energética". Así a bote pronto parece responder a que nuestro país es
pobre en cuanto a la generación de energía se refiere, que lo es, viéndose
obligada a importar el 100% del uranio, el 99,50% del gas y del petróleo, el
55% del carbón y el 40% del gasóleo. Porcentajes parecidos de importación
mantienen a la mayoría de países de la Unión Europea.
Pero la
"pobreza energética" no hace referencia a esto, sino a la cantidad de
ciudadanos que no pueden llegar a fin de mes con los ingresos que tienen, y por
tanto, tampoco pueden hacer frente al pago de la factura de la electricidad o la del gas.
España
es el cuarto país de la
UE con más personas en situación de pobreza energética, de entre un total de 54 millones de
afectados en los países de la unión.
Como
consecuencia de la pobreza energética, la Organización Mundial de la Salud
(OMS) estima que se producen cada año el 30% de las muertes adicionales en
invierno, por agravamiento de enfermedades previas, por ejemplo. Tomando esta
tendencia, si en 2012 se produjeron 24.000 muertes adicionales en invierno, más
de 7.000 de estos fallecimientos
se habría producido por esta razón.
Al
menos, así lo asegura el segundo
informe Pobreza energética en
España. Análisis de tendencias, de la Asociación de Ciencias
Ambientales (CAC). Según el estudio, hasta siete millones de españoles, el 17% de los hogares, tienen
dificultades para pagar las facturas energéticas al tener que destinar más del 10% de sus ingresos para
cubrir estos pagos, y cuatro millones, hasta un 9% de las familias, son
incapaces de mantener su vivienda a una temperatura adecuada en los meses de
frío.
El estudio, que arroja una fotografía de la pobreza energética en 2012, considera que esta situación se
produce cuando un hogar es incapaz de hacer frente a los servicios de energía
necesarios para satisfacer sus necesidades básicas y/o cuando está destinando
para ello un alto porcentaje de sus ingresos.
La CAC
apunta que la crisis y el desempleo, que ronda el 26% y que, según la mayoría
de las previsiones, se mantendrá cerca del 25% al menos hasta 2015, han
agravado esta situación en los últimos años. En paralelo, recalca que entre 2008 y 2012 han
aumentado los costes de la energía un 30%.
España es el tercer país de la UE con los precios de electricidad más
elevados (solo por detrás de dos islas, Chipre e Irlanda), que en cinco años el
precio se ha incrementado un 63%, cuando la media de aumento en la zona euro ha
sido del 29%.
No me
parece lógico que las familias españolas tengan que pagar las exageradas
facturas de las empresas eléctricas, tampoco
me parece justo que el gobierno no ponga medios a que en un país en el
que el salario mínimo del año 2013 era de 752 euros frente al de otros países
europeos que pagan mucho menos por la electricidad y que por el contrario sus
ciudadanos disfrutan de elevados salarios, como ejemplo y referidos al mismo
año 2013 tenemos Eslovenia con 783
euros, Reino Unido con 1189, Francia con 1430, Irlanda con 1462, Holanda con
1477, Bélgica con 1502 y Luxemburgo con 1874 euros.
El
Gobierno debería coger al toro por los cuernos y fijar una tarifa eléctrica que
no nos perjudique como lo viene haciendo hasta ahora, considerando el
suministro eléctrico como un servicio público esencial, que esté acorde con los
salarios y la tasa de desempleo existente en cada momento.